Muchas veces intentamos mejorar nuestra salud cambiando lo que comemos o cuánto nos movemos, pero olvidamos algo fundamental: el sueño. Dormir bien no es un lujo ni una pérdida de tiempo—es una necesidad vital.

Cuando duermes lo suficiente y de forma profunda, todo en tu cuerpo comienza a funcionar mejor. Tu mente se aclara, tus emociones se estabilizan y tu cuerpo se recupera. El estrés disminuye, las decisiones son más fáciles y el día se siente menos pesado.

No necesitas dormir más, sino dormir mejor. Establecer una rutina antes de acostarte, apagar las pantallas y permitirte un momento de calma puede marcar la diferencia. Es en el sueño donde tu cuerpo sana, tu mente se organiza y tu energía se recarga.

Si quieres sentirte más fuerte, más enfocado y más en paz, no empieces por hacer más. Empieza por descansar mejor. Porque cuando cuidas tu descanso, estás cuidando todo lo demás.